Ella trataba de encontrar en sus ojos las respuestas a todas sus interrogantes, pero se diluía en esos ojos revueltos. Combinaba el pardo con la arena de las playas paradisiacas que visitaron en esas recordadas y desgastadas vacaciones soñadas; el verde era el mar tan calido y transparente el cual los besaba y acariciaba jugueteando con ellos sumiendose en sus abrazos; las manchas azules creaban pequeños cielos mezclandose con el verde turquesa.

Él, en cambio, se distraía mirando cada parte de su rostro, un momento ojos, luego nariz, después con deseo la boca deteniendose en los labios carnosos de su compañera de tantos años; pero no comprendia el ejercicio y sus pensamientos se volvian cada vez más vagos.

Ella cerró largamente sus ojos respirando profundo y sin dudarlo más dijo- ya no te amo.